sábado, 3 de octubre de 2009



Mañana, a las 23:00, hora española, el corazón de muchos inmigrantes de Ecuador estará en el estadio Monumental apoyando al conjunto canario, que lucha por no descender a la serie B.
En la cosmopolita ciudad de Barcelona residen 80.000 ecuatorianos y no es extraño hallar por sus calles a compatriotas ataviados con la camiseta del Ídolo del Astillero, al que no olvidan a pesar de la distancia y del sabor amargo que deja la sequía de títulos.Tampoco es raro observar los emblemas del club torero en los locales donde funcionan negocios de ecuatorianos. En el restaurante El Rondador, en el barrio de Sants, una bandera del club se exhibe frente a la barra. La dueña del establecimiento dice que la tiene ahí por petición de los clientes, en su gran mayoría seguidores amarillos.Darío Martínez es uno de ellos. Nació en Durán hace 29 años y llegó a Barcelona hace ocho. Pero siempre recuerda al equipo que siguió por los estadios de Ecuador cuando integraba la barra Sur Oscura. “Me acuerdo de las dos finales de Copa Libertadores, de jugadores como Jimmy Montanero, Marcelo Trobbiani, Carlos Alfaro Moreno, Carlos Muñoz o David Bravo. Ellos sí se entregaban por la camiseta, no como los de ahora, que parece que no la sienten”, comenta.“Para mí, los grandes culpables de la debacle son los directivos. Leí que gastaron millones de dólares en armar el equipo, y al final tenemos que luchar por no bajar”, agrega Martínez.Ivonne Balcázar también deja traslucir su frustración. Tenía 7 años de edad cuando Barcelona ganó su último título nacional (1997). Luego vino la segunda final copera frente al Vasco da Gama (1998), y aunque el equipo perdió, el cuadro barcelonista conquistó corazones como el ella.“A mí me parece que están fallando los jugadores, porque son los que tienen que dar la cara en la cancha. Ojalá y le ganen a Liga de Portoviejo”, afirma.

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